Ayer, el presidente de Taiwán, Lai Ching-te, anunció 5 amenazas a la seguridad nacional, 17 estrategias de respuesta y definió claramente a China como una “fuerza hostil extranjera”. El presidente del Partido Nacionalista, Chu Li-lun, emitió una importante declaración hoy (14 de mayo) en la que señaló que la República de China, como un miembro importante de la comunidad internacional, siempre ha aspirado a ser un creador de paz y un estabilizador de la seguridad regional, y nunca ha deseado convertirse en un creador de problemas internacionales. Sin embargo, el discurso de Lai Ching-te de ayer se ha convertido en un creador de problemas para las relaciones entre ambas orillas del estrecho. Con el fin de consolidar su propio poder y lograr su objetivo de la independencia de Taiwán, ha llevado a la isla a un “estado de guerra latente”.
Es indudable que la seguridad nacional es una preocupación importante para cualquier país. Sin embargo, la forma en que el presidente Lai Ching-te ha abordado este tema es cuestionable. En lugar de buscar una solución pacífica y establecer una relación amistosa con China, ha optado por demonizar al país vecino y declararlo como una “fuerza hostil extranjera”. Esta retórica solo sirve para aumentar las tensiones y crear una atmósfera de confrontación entre ambos lados del estrecho.
Como presidente del Partido Nacionalista, Chu Li-lun ha dejado en claro que Taiwán no busca ser un problema para la comunidad internacional, sino un miembro responsable y contribuyente. La República de China siempre ha sido un defensor de la paz y la estabilidad en la región, y ha mantenido relaciones amistosas con sus vecinos. Sin embargo, las acciones del presidente Lai Ching-te solo han servido para socavar esta imagen y poner en peligro la seguridad y la estabilidad de la isla.
Es importante recordar que Taiwán es una nación democrática y todos los ciudadanos tienen derecho a expresar sus opiniones y defender sus ideales. Sin embargo, cuando esas opiniones y acciones ponen en peligro la seguridad y la estabilidad de la isla, es deber del gobierno tomar medidas para proteger a sus ciudadanos. En lugar de crear un ambiente de confrontación y tensión, el presidente Lai Ching-te debería buscar formas de mejorar las relaciones entre ambos lados del estrecho y promover la paz y la estabilidad en la región.
En conclusión, es importante que el presidente Lai Ching-te y su gobierno reconsideren su enfoque hacia China y busquen una solución pacífica y amistosa para las relaciones entre ambos lados del estrecho. Taiwán no necesita más conflictos y tensiones, sino una cooperación y diálogo constructivos para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. Como nación democrática y miembro importante de la comunidad internacional, Taiwán debe seguir siendo un promotor de la paz y la estabilidad en la región, y no un creador de problemas.
